Reflexión – Es posible encajar en un modelo urbano sostenible en el urbanismo tradicional marcado de Barcelona?
Escrito por Ferran Gómez Pérez. Arquitecto
La dispersión urbana, considerada como un fenómeno básicamente estadounidense, ha registrado un considerable aumento en Europa en los últimos 10 años. Gracias a unas redes de transporte público suficientemente desarrolladas y en una mejora de las carreteras para acoger un aumento del tráfico, se desarrollan grandes zonas de actividad descentralizadas de las capitales o núcleos urbanos.
Para combatir esta corriente urbanística insostenible, los urbanistas proponen un nuevo tipo de modelo urbano llamado “ciudades sostenibles” en Estados Unidos, “eco-ciudades” en China, o “eco-barrios” en la India y en Europa. Según estos urbanistas, para crear un “eco-barrio” no basta con construir edificios o casas energéticamente eficientes. Lo más importante es la creación de un espacio que anime a sus habitantes a cambiar sus comportamientos insostenibles y donde estos pueden encontrar medios para conseguirlo.
El modelo “eco-barrio” incluye la sostenibilidad desde su origen como uno de los elementos vertebradores y fundamentales, y centra sus actuaciones en cuatro ramas: la movilidad, la sostenibilidad constructiva, el ahorro energético y la cohesión social. Algunos rasgos diferenciales de los “eco-barrios” son por ejemplo:
Para incorporar este nuevo modelo urbano en Barcelona, hace falta pues, un cambio de mentalidad, un cambio de política y en definitiva un cambio de valores y prioridades en nuestra sociedad. No basta con realizar acciones simples y puntuales sin concordancia, que “tiñen de verde” las zonas de actuación y que no inciden en los problemas básicos .Falta una transformación radical del modelo urbano empleado hasta ahora, para dar entrada al nuevo modelo urbanístico de los barrios sostenibles o “eco-barrios”.
Algunos de los lectores pueden pensar que la idea de plantear un cambio radical de la mentalidad urbanística y social puede parecer utópica, pero en algunas zonas del norte de Europa, en las que hay eco-barrios desde hace años, funcionan perfectamente, que comprobé en la visita de los dos eco-barrios de Freiburg, en Alemania.
Yo pienso que si es posible, que todo es empezar, y que si que es cierto que es muy difícil, en entornos ya definidos urbanísticamente y masificados poblacionalmente, como el caso de Barcelona; pero incluso en este caso, ya se está implementando proyectos como el de Vallbona.
Por lo tanto, paciencia y confianza, ya que no sólo es posible, sino que es muy necesario.